El sistema educativo tanzano: sus logros y amenazas
¡Hoy, Marcos López Carrero, voluntario de Maisha Roots, nos adentra en el interesante sistema educativo de Tanzania!
Desde las public schools de la élite británica hasta los siempre tumultuosos institutos de las series estadounidenses, pasando por nuestra cambiante amalgama de siglas que tanta confusión intergeneracional provoca, existe un inabarcable número de sistemas educativos, y muchas veces uno sólo tiene el conocimiento suficiente acerca de sus distintos funcionamientos si está dentro de ellos, si su futuro depende de aprobar tal examen o de superar este otro curso. No obstante, y aun asumiendo las limitaciones de explicar una realidad que, desde cierto punto de vista, puede resultar algo ajena, trataremos en las siguientes líneas de dar cuenta someramente de cómo se organiza y estructura el sistema educativo tanzano.
Maisha na Elimu, el proyecto que actualmente llevamos
a cabo desde Maisha Roots en colaboración con nuestra nueva contraparte local,
RUT, se ejecuta en la Bereko Secondary School, ubicada en el distrito de
Kondoa. Ahora bien, ¿son las escuelas de educación secundaria de Tanzania iguales
que nuestros institutos?, ¿a qué edades nos referimos exactamente cuando
hablamos de los alumnos de una secondary school tanzana? En realidad, buscar
equivalentes entre las etapas educativas del sistema español y las del país
africano sería un tanto aventurado: las diferencias van más allá de un mero
cambio de nomenclatura. Por ejemplo, nuestra Educación Secundaria Obligatoria
abarcaría los últimos años del ciclo de primaria en Tanzania y parte de su
primer ciclo de secundaria, mientras que el segundo ciclo de la secundaria
tanzana acabaría un año después que el bachillerato español, cuando nosotros ya
habríamos iniciado las enseñanzas superiores. Pero aclaremos las ideas y
arrojemos una luz algo más nítida y ordenada sobre el pormenor.
La educación en Tanzania es obligatoria desde los 7
años y exclusivamente durante la etapa primaria, que abarca hasta los 13. Además,
hay un ciclo previo prescolar de dos años, es decir, entre los 5 y los 6,
aunque cursarlo no es imperativo.
Primaria, la etapa obligatoria, es, desde los años 70,
gratuita. Una vez lograda la independencia del país en 1961, dio comienzo un
proceso que tenía por objeto extender la educación, que durante la época
colonial había quedado restringida a las clases dirigentes, a sectores sociales
más amplios. En este contexto, se estableció la gratuidad de la matrícula,
logrando un significativo aumento de la cuota de escolarización en primaria, si
bien es cierto que todavía hoy en día las familias han de afrontar gastos
(uniformes escolares, tasas de evaluación…) que expulsan a los más vulnerables
del sistema.
Tras esta etapa, los estudiantes se someten a los
exámenes nacionales, de cuyo aprobado depende su acceso al siguiente ciclo
educativo, el secundario, que a su vez se subdivide en dos etapas: la ordinaria
(de los 14 a los 17 años) y la avanzada (de los 18 a los 19 años). Para pasar
de una a otra también es necesario superar un examen, de igual forma que, una
vez concluido el ciclo avanzado, los alumnos que deseen ingresar en la
universidad deben presentarse a otra prueba. Así, en total, la educación
secundaria en Tanzania abarca 6 años, divididos, como acabamos de explicar, en
un ciclo de 4 años y otro de 2. Es en el marco de esta etapa educativa cuando
se introduce el inglés en las clases, impartidas en swahili, el idioma oficial
del país, durante la primaria.
Por su parte, las carreras universitarias duran un
mínimo de 3 cursos.
Dado que estas etapas (secundaria ordinaria,
secundaria avanzada y universidad) ya no tienen la condición de obligatorias,
se requiere el pago de una matrícula para poder cursarlas, lo que acentúa los
ya de por sí habituales problemas de acceso a la educación, que afectan de
forma especialmente perniciosa a ciertos colectivos, como los alumnos de zonas
rurales o las niñas. En este sentido, y aunque el país ha aumentado 23 puntos
porcentuales la tasa de alfabetización en poco más de tres décadas (del 59 % en
1988 al 82 % en 2022, según datos del Banco Mundial), las cifras arrojan
grandes diferencias entre sexos: frente al 86 % de hombres adultos
alfabetizados, tan sólo el 79 % de las mujeres lo están. Desde luego, se ha
avanzado mucho en los últimos años, pero es preciso dar continuidad al esfuerzo
realizado mediante proyectos como Maisha na Elimu, sí, pero también desde las
instituciones gubernamentales.
A colación de lo anterior, cabe destacar la estrategia
nacional que el gobierno tanzano está implementando en orden de aumentar la
inclusividad del sistema educativo, o las medidas adoptadas para acabar con la
prohibición de que las niñas embarazadas o que ya son madres continúen sus
estudios, prohibición que provocaba, de acuerdo con Human Rights Watch, que
entre 6.500 y 8.000 alumnas embarazadas o madres abandonasen involuntariamente
el sistema antes de tiempo. Además, también se está trabajando para poner coto
a prácticas hasta ahora legalmente consentidas, como las pruebas obligatorias
de embarazo, cuyos resultados, cuando eran positivos, se usaban de pretexto,
tanto por las familias como por algunos centros, para forzar el abandono
escolar de cientos de niñas.
Más allá de las medidas para garantizar la igualdad en
las aulas y evitar el abandono escolar temprano, especialmente de las mujeres,
el sistema educativo tanzano tiene otros muchos retos, tanto en primaria como
en sus dos ciclos de secundaria, en los que, poco a poco y entre todos, hemos
de trabajar. Mencionamos a continuación tan sólo algunos de ellos: déficit de
instalaciones, colegios obsoletos y deteriorados, falta de suministros básicos
en las escuelas rurales (luz eléctrica, agua potable), masificación en las
aulas, bajo número de profesores…
Tanzania ha realizado un loable esfuerzo para modernizar su sistema y hacer más igualitaria e inclusiva su educación, aunque sigue presentando importantes barreras estructurales que dificultan el acceso y la permanencia de los alumnos y, especialmente, de las alumnas, en el sistema. En este contexto, la labor de Maisha Roots y de quienes, como nosotros, contribuyen a esta tarea colectiva, adquiere nuevas dimensiones al calor del reto que supone apuntalar el alma de un país: su educación.
Comentarios
Publicar un comentario